Finaliza un viaje y otros comienzan

Aún nos queda mucho trabajo por hacer, muchas cosas que contar, fotografías y vídeos que mostrar. No queremos dejar nada en el tintero y por supuesto debemos contaros el final del viaje. Esta narración la queremos dejar en manos de nuestra compañera Blanca García, ella ha sido la encargada de recorrer nuestro camino siempre con su cámara fotográfica al hombro:


Se podrían contar mil historias de este camino, las narraciones llegarían a ser tomos muy extensos donde cada detalle sería importante, pero no debo hacerlo porque los recuerdos deben reposar y reinterpretarse. He hecho muchas fotos, no sé cuantas, ni las contaré, eso sí, con ese puzle de imágenes voy a contaros los últimos días de este viaje por nuestro «desorden»:

Desde la llegada a Galicia ya presentíamos que el final de este viaje se acercaba y que los días iban a ser bastante intensos. Ver Galicia con ojos del sur te hace maravillarte ante tanto verde, esos bosques de hojas infinitas y la lluvia… Quizá es demasiado tópico hacer de una narración en Galicia protagonista a la lluvia, pero lo haré un rato, porque ella fue la «actriz» principal de varias de nuestras jornadas, causa de penas y… alegrías.

Esta lluvia que al principio nos conmocionó, más tarde se la jugó a nuestros «discaminos» y a nosotros nos hizo reformular varias jornadas de grabación y desechar localizaciones ya planificadas. Viéndolo con tiempo habría que decir que no valen las quejas ¡qué sería el Camino de Santiago sin lluvia! pero insitu las esperas, la toma de decisiones bajo la lluvia y pensar en los ciclistas pedaleando con aquel aguacero, se convertían en un auténtico «problitem» (para Producción = «ítem» que pasa a ser un «problema»). Esas fueron algunas de las penas, pero también hubo alegrías y la lluvia creó momentos únicos: desayunos largos, conocer nuevos amigos, cenas en mesas llenas de platos caseros, sesiones de DJs con Gerardo e incluso el agua dio pie a entrevistas «de revancha», en las que los Javieres se revelaron y nos pusieron a todo el equipo de grabación delante de las cámaras.

La llegada a Santiago era una meta, un quasi-final de aventura que se terminó convirtiendo en un escenario épico. El sonido de una gaita perdió el partido frente al silbato de Gerardo (¡nuestros pobres tímpanos!). Discamino pedaleó por las calles de Santiago custodiado por un gran séquito: 15 policías locales de Vigo en bicicleta, unas amigas de Gerardo, un amigo de Javier Luque que llegó en moto desde Córdoba, Maxi en su bicicleta adaptada con Dani de pareja y una furgoneta de Protección Civil. Nuestros avisos por los walkies y el silbato de Gerardo hizo que comenzara la «operación Obradoiro»: grabar, intentar meter el micrófono en medio de los curiosos que se acercaban a mirar y por supuesto repartir besos y abrazos. Algunos de saludo y otros, sintiéndolo muy profundamente, de despedida, bueno, mejor de «hasta pronto».

Santiago fue uno de los finales, pero hay que decirlo en plural porque Finisterre fue otro de ellos. Ver el atardecer en el «fin del mundo» ya habiendole dicho «hasta pronto» al grupo de Discamino era raro, no teníamos que tener en cuenta su hora de salida, la parada para el bocata o los pueblos por los que pasaría su ruta. Sentíamos que nos faltaba algo sin ellos.

Los peregrinos que llegan a Finisterre queman papeles, dejan sus botas abandonadas o lanzan piedras al mar. Que cada uno se sienta libre de acojerse a la tradición que prefiera. Nosotros miramos las olas, pulsamos el botón de Rec y pensamos en los días que habíamos pasado y en las imágenes rescatadas, algunas en discos duros y otras no. Parte del equipo siguió grabando, otros nos vinimos. Queda mucho trabajo por hacer y muchos reencuentros por planear. Ese será otro final porque aún quedan muchos por contar.

Entrevista con Javier Pitillas

Tras las jornadas del viernes y el sábado hemos recorrido la mitad de nuestro viaje. Hay tantas cosas por contar y tan poco tiempo para hacerlo sin dejar de vivirlas que no quise desaprovechar la oportunidad de hablar con Javier Pitillas sobre accesibilidad en el Camino de Santiago. Para hacerlo acompañé a Juanjo y Alejandro al polideportivo municipal de Sahagún.

Pitillas nos recibe en su tiempo de descanso, mientras escribe una nueva entrada de su blog; atiende a los vecinos que se acercaron a hablar con ‘Discamino 2012’; evita que Gerardo rompa más una de sus zapatillas de deporte, etc…

Pregunta: ¿Cuántas veces has realizado el Camino de Santiago?

Respuesta: (resopla) Unas 20 veces. Cuatro de ellas las realicé con Gerardo que ya tiene planeado un calendario para hacerlo los próximos diez años.

P: ¿Piensas que el Camino es accesible para las personas con discapacidad?

R: No es totalmente accesible. Es cierto que mejora poco a poco, pero queda mucho por hacer.

P: ¿A qué problemas se enfrenta una persona con discapacidad?

R: Lo primero es que las personas con discapacidad no pueden ir por el Camino, por lo que tienen que hacer el recorrido por carretera. Eso no sería un problema, pero en algunos tramos hay que circular por autovías o por carreteras que tienen un arcén demasiado pequeño. Además hay muy pocos conductores que respeten el metro y medio de distancia establecido, por lo que ponen en juego la integridad física de los peregrinos.

P: ¿Y con respecto a los finales de jornadas?

R: Faltan albergues accesibles y, aunque parezca menos importante, tampoco hay baños accesibles: duchas estrechas y con suelos resbaladizos; baños sin barandillas… Con respecto a tiendas y bares hay muchos que tienen escalones y que no disponen de rampa de acceso.

P: ¿Cómo se podría cambiar esta situación?

R: Hay que hacer que la gente vea esa necesidad. Hay muchas personas que desgraciadamente no realizan viajes como el nuestro por falta de lugares accesibles. Sus familias tienen miedo y lo ven como algo peligroso. Eso no debería ocurrir.

Santa María de Eunate nos abre sus puertas

Y lo hizo en sentido literal. Gracias a las gestiones de Almudena, y por supuesto a la Parroquia de Muruzabal, la ermita de Santa María de Eunate –cerrada los lunes- permitió su acceso a ‘Discamino 2012’ y ‘El desorden de los sentidos’. Fue toda una suerte que pudiéramos disfrutar de esta impresionante construcción de estilo Románico.

La noche previa, el equipo de rodaje estuvo repasando todo lo necesario para filmar una de las escenas de mayor carga sensorial. No voy a desvelar nada, claro, simplemente señalaré que hacía falta la presencia de casi todo los componentes de ‘El desorden de los sentidos’ y que sería necesaria también su pericia. Y como comprendí la importancia de dicha escena seleccioné con cuidado la “mirada al rodaje” que os contaría esa jornada, la compra de vituallas. ¿Acaso no iba a necesitar el equipo reponer fuerzas después de un duro trabajo?

Allí estábamos. Juhan y yo camino de un supermercado de Estella. También dudé de mi elección sobre el foco informativo para esa jornada, pero el destino me daría pronto la razón. Mientras me imaginaba todos los preparativos de grabación, Juhan realizaba la compleja fórmula de la compra cotidiana: comer bien y economizar recursos. De paso también contamos nuestro viaje al carnicero: “Me conectaré para seguiros. Mucha suerte”.

Ya cargando el maletero recibí una llamada telefónica del programa ‘Somos cómplices’, querían hablar con algún componente de los dos proyectos. ¿Por qué no estaba en Santa María de Eunate? Cuando 20 minutos más tarde llegamos a la ermita todavía no habían llegado Javier Pitillas y Gerardo, mala suerte con un par de pinchazos. Al final todo fue encajando: llegada de nuestros compañeros, una buena grabación, entrevista en la radio con Javier Luque (con compra incluida) y un descanso a la sombra tras los muros del edificio de planta octogonal.

Y antes de continuar con la jornada Almudena y yo dimos felizmente las tres correspondientes vueltas a la capilla para pedir un deseo. Claro, luego me enteré que para que se cumpla había que hacerlo descalzo y en el sentido de las agujas del reloj. Otra vez será.

¡Acción! Rumbo a Santiago

Una curva a la izquierda y… ¡allí estaba! El imponente edificio de la Colegiata de Roncesvalles pareció emerger entre un mar verde de árboles. Justo en la entrada nos esperaban todos nuestros compañeros, los componentes de ‘Discamino 2012’ y ‘El desorden de los sentidos’. Por primera vez estábamos todos juntos. Pero las largas horas de viaje del pasado sábado, los preparativos antes de emprender el Camino y una extraña mezcla de emociones apenas nos dejaron tiempo para las presentaciones.

La mañana siguiente amaneció fresca y despejada.  Parte del equipo de rodaje se desplazó hasta Roncesvalles desde Aurizberri -nuestro cuartel de operaciones- mientras Irene y Almudena distribuían todo el equipaje en los vehículos para partir inmediatamente al siguiente destino.

Ya en la Colegiata, Alejandro daba las últimas indicaciones para la primera grabación cuando Javier Luque apareció con Antonio, que nos regaló la primera risa de la mañana. Justo en ese preciso momento escuchamos la voz de Gerardo. Lo acompañaban Javier Pitillas y Daniel, quinto componente de ‘Discamino 2012’ y gran asistente de la expedición.

El tiempo se detuvo durante unos minutos: presentaciones; primeras lecciones de signos para hablar con Gerardo; decenas de mimos para Antonio; Adrián, Fran, Lolo y Blanca preparando el equipo y organizando su disposición; Juhan cazando las mejores instantáneas del grupo; Almudena e Irene facilitando el trabajo del equipo y con Carmen y Cristina (madre y hermana de Antonio) siempre atentas a las necesidades del grupo. “Cristina es secretaria, jefa de recepción y encargada de los sellos de peregrino”, dijo Pitillas.

Y entonces, “acción”. Las campañas de Roncesvalles sonaron al paso de ‘Discamino 2012’, Gerardo se ajustó sus gafas de sol y empezaron a rodar. El viaje ha comenzado.