Cómo atrapar una aventura para contarla

Los más frioleros –como yo- empiezan a comprobar que el calor del verano se retira poco a poco y, como las estaciones, esta sección llega ya casi a su fin. De hecho la “reflexión en la piscina” que hoy os presento nació en una playa gaditana. Siempre pensé que hay que despedir el verano con una buena jornada junto al mar.

Cerca del Faro de Trafalgar, en Caños de Meca, observaba con cierto interés como varias personas practicaban Kiteboarding… ¿o es Kite Surf?, para desconocedores del tema, surfistas que usan una cometa para impulsar su tabla. He de reconocer que disfruté en varias ocasiones de imágenes de una gran belleza visual. Momentos que ocurren de forma tan fugaz que pueden pasar desapercibidos, en una fracción de segundos.De forma inevitable recordé la labor de Blanca, y la mía propia, para transmitir –con imágenes y con palabras- el nacimiento de ‘El desorden de los sentidos’.

¿Qué trabajo nos es capaz de desempeñar Blanca García? Mientras lo investigo os recuerdo que su labor en el rodaje es la de Imagen y Producción, y aunque su presencia y ayuda se ha notado en diferentes áreas del rodaje, me resulta imposible no destacar una que considero irrepetible, y que seguro que muchos de vosotros también, la toma de fotografías. Blanca tiene esa capacidad de captar el momento, de atrapar el instante, y por tanto de contarlo. Siempre  en el lugar adecuado y en el momento justo, nos ha hablado de los protagonistas, del equipo, de las miradas, de los colores y de los lugares por los que hemos pasado.

En liza constante por la búsqueda de conexión a Internet y encargado de Comunicación, mi labor es la de contaros, en este caso con palabras, la aventura de ‘Discamino 2012’ y de los compañeros de rodaje. Armado con una libreta, un bolígrafo y el ordenador de Alejandro G. Salgado (muchas gracias Ale) corría el riesgo de parecer un espía en el rodaje, usando el cuaderno para garrapatear cada uno de los detalles que ocurrían ante mis ojos, o consultando a mis compañeros cuando no estaba presente en la acción. Me quedo con una experiencia inolvidable, en lo laboral y lo personal.